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Carlos Esteban Jimenez
Roman Borrego
Kika
Diana Mancera

 

A ese amor lejano y hermoso, de orilla de la ciudad, de colonia pobre.

 

 

 

I: Encuentro

 

 

El fresco pre-invierno…

 

El acto robado,

 

calor supra humano…

 

el labio en el labio.

 

 

Galano horizonte,

 

tus frutos de infierno,

 

belleza de noche:

 

antiguos intentos.

 

 

La mano indicada,

 

el agua perfecta,

 

lo oscuro en fachada…

 

la voz que se ahoga.

 

 

Sonrisa, complacencia,

 

cariño y extrañeza,

 

devoción y arrebato:

 

amorosa imprudencia.

 

 

II: Recuerdos.

 

 

Inspirado en musa aguda

 

arrojado en pulso débil

 

con los órganos bailones

 

en la unión soñada fértil.

 

 

El ladrón que viene dentro

 

ya comienza a anudarme,

 

me acuchilla con lamentos

 

recordando suavidades.

 

 

Una angustia incesante,

 

de licor deseo intenso,

 

de contacto interrumpido:

 

lejanía que es bombardero.

 

 

Me quedó ese tal cuchillo,

 

la pasión y la sonrisa

 

el incendio en la cabeza

 

y el suspiro pesimista.

 

 

Y las sombras, enlazadas,

 

vivirán como semilla,

 

no se irán sin el aroma

 

de ser uno en la visita.

 

 

La mañana es de impresiones

 

que parecen cuadros viejos

 

de la calle con la luna

 

como amor de los abuelos.

 

 

Te imagino en muchos verbos

 

en distancia que me dice

 

sobre el tiempo que es verdugo

 

de la risa tosca inmune.

 

 

Y mis ganas de los besos

 

se confunden en mis ojos,

 

se acomodan en la herida…

 

pues lo nuestro… fue en silencio.

 

 

 

 

 

 

 

inicio

Román Borrego

 Shimara Magaly

Tres poemas, tres

 

Tres poemas, tres. Proyecto que pretende reunir la producción de poetas urbanos de países de habla hispana y en lenguas originarias en un catálogo en línea para su libre consulta y difusión 

 

 La carne de los pájaros “Devuélveme el abrazo de ese 23 de diciembre del 74”.

 

Como molino de viento desgarro la garganta

saco del pozo una carta

bien podría ser caricia de cucaracha patas arriba

voy berreando consignas con tus nalgas al suspiro de proyectiles

tomo como barricada tu culo abierto y me escondo del enemigo

mientras arranco muecas de tu ano lubricado

por mi lengua de horda genital pero desconsolada

sobre tu piel de marchanta nalgona.

Cada lágrima por Fernanda

te indaga para impregnarte cada membrana

parece que mi hambre de pene erecto

busca encuadrarte en el tacto a escondidas

y el bulto en el pantalón alzado busca mar, error y respiración.

Tu piel es más suave que la herramienta y las máquinas y las leyes

por eso repliego disciplinadamente mis manos a la erección

como ondeando la bandera roja

tomo el pene, la carne y la coloco en tu boca

entrar y salir, entrar y salir en tus labios

¡se va inflamando y apunto de la explotación dentro de ti!

como jóvenes bombas en cajeros automáticos:

¡Tú y yo: Somos billetes falsos!

Pasas desapercibida licor de tus labios a los míos

No te importa que en cada tarde a nuestro pueblo le van rechinando los huesos

aprietas mi poesía de 9 sílabas, que llevo como herramienta para el amor.

Cosquillearte el costado de tus continentes en plena ebullición revolucionaria.

Mi cuerpo tiembla y en el contoneo de penetraciones lanza un ultimátum:

¡Ríndete fantasma de escote peluquera!

Respondes introduciendo mi carne a tu vagina donde se esconde la hambruna

y cabalgas, mueves las nalgas, te contoneas como derrota frente al espejo

desgarras las telas y las neblinas

estamos al filo de la cama

justo en el corte de la navaja

Tedio de hurgarte el secreto en los muslos

mis nervios se manifiestan para hacer el amor mordiéndote el vientre

y tú te pones a hablar el lenguaje de los peces

y yo pongo de nuevo el fusil guerrillero en tu boca.

Sobre el cuello de las Mujeres que cobran por caricias

casi siempre existe una encrucijada: ¿Seguir o rendirse?

Te beso y no paro, no doy vuelta atrás al camino.

Me das el último deseo del condenado:

Prefiero las tetas antes que el silencio.

Sabes que defiendo Corea del Norte de Corea del Sur.

Juegas conmigo y preguntas: ¿Vagina o ano?

Afilo los dedos, te estimulo los 5 orificios

“Por eso me gustas”... y yo sigo pensando en mi felicidad sola y vaga.

Invitas a todos echar un vistazo en el desastre de la función

te excita la gente mirando con la verga a velocidad como tren de inmigrantes

abres la ventana de la calle

como abres la boca para decir: “Esta vez no te olvido”…

Esta vez no te olvido, esta vez no te olvido,

¿Estás? ¿Amor estás?

Jueves Santo

Es jueves “santo” reflexión, lloridos y penitencia.

Pero este jueves santo (sin comillas)

tú y yo pecamos, pecamos bien, pecamos de lo bello,

pecamos por convencimiento,

pecamos porque, Dios, así lo quieres…

Pausado, suave, convencido, voy y murmuro un padre nuestro

deletreándote las distintas palabras por todo tu cuello,

para definir Amor en todas las lenguas de pueblos pobres.

Mi ardiente lengua hace un génesis de arrumacos

la boca se va resbalando,

por tu piel suave, venerable, de milagro

y pecadora conmigo.

Dios (sí es que existe), venera indudablemente

nuestros cuerpos desnudos, nuestra carne regocijándose.

Estamos volviendo al paraíso del Antiguo Testamento;

estamos derrotando a Goliat con nuestros besos

que luchan por lo justo en cada inclinación

de nuestras miradas prohibidas que se hacen versos,

y de Sodoma, derroches y excesos

en nuestra carne acelerada, en nuestras sonrisas

que hacen un dulce nido para fornicar.

Acariciamos todos los centímetros de nuestros cuerpos de dios,

con la yema de los húmedos dedos

hacemos con las rodillas un mar de olas intensas

que parten océano de los sexos en dos: infierno y cielo.

Navegamos en este jueves santo de noche perpetua.

Tus manos llegan hasta mi espalda,

con tus dientes vas tatuando los Diez Mandamientos:

amame, ámame, ámame… y así hasta el décimo mandamiento.

Retiras con perversión la cruz de la lujuria que traigo cargando,

me pongo a la izquierda de la cama de la crucifixión y grito:

¡Te introduciré el miembro por tu ano de Magdalena!

Mis manos van tallando un calvario de buenas caricias

hasta la puerta del inicio de la vida misma.

Con nuestras miradas construimos

un evangelio de tacto prohibido.

Cuando mi barbilla y labios muerden tus muslos

tú creas un gemido que pareciera son

las trompetas del fin del mundo.

Estoy convencido que cuando por tus nalgas husmeo,

no me podría hacer apartarme de ellas ni el mismísimo diluvio.

Para los pecadores, son la salvación tus besos;

Para las ovejas negras y perdidas como yo, para los sedientos.

Nuestro sudor es un rosario de rocío que hace bien el mundo.

¡Santa Madre del amor que curas todas mis penas!

¡Santa Compañera que tocas mis brazos, te aferras a mis piernas

y besas mi miembro como un trozo de carne en Jueves Santo!

¡Cordero de lucha que soy yo

y toco la delicia de los bordes de tus senos

y la desolación de tu pelo!

¡Oh, venerable desolación de jueves santo

en que los dos nos excitamos en la cama de la pasión!

¡Bendita sean nuestras armaduras de romanos y mojigatos

tiradas en el suelo para hacer del deseo un encantamiento

que se sale de colchón viejo

con tantos trotes y pensamientos de Judas!

No creemos en Dios,

pero lo veneramos cuando hacemos el acto sublime del amor.

Quizás la doble moral de la vecina se incomode

con nuestros gritos de pasión

—mañana, Sábado de Gloria, a ella le tocara mi pasión en su sexo—.

¡Tú y yo somos un carajo de amor y pecado!

¡Tú y yo somos nada más y nada menos

la salvación del amor en un triste jueves santo!

Pecamos porque Dios, así lo quiere.

  Abandonado

Me damnificaste.

Sin albergue, sin llamadas preventivas,

sin alerta previa de tu partida.

Tu ausencia es un hecho verídico

como el sol de cada día

o lo imbécil del presidente PRI.

Hace tiempo ya desistí esculcar mi sombra

esperando verte revolcándote con mis sombras.

A veces volteo la mirada a la alcantarilla directamente

busco encontrar constancia de que nosotros existimos aún,

que nosotros fuimos un día sin calendario haciendo el amor.

Ya no hay cigarros en el suelo que se la pasen mirándonos.

El camión de la basura se ha vuelto

Secretario de Estado y tú y yo aún solos.

Las sonrisas incluso ahora tienen marca registrada,

las perdimos, ya no son nuestras.

Los botes de basura tocan canciones de mariachis tristes,

de lo de ayer ya sólo queda escalofrió en las ventanas,

volantes subversivos corriendo desnudos por las calles,

buscando sentir algo, ser algo, hacer algo.

De ti y de mí ya no hay suspiros ni balas.

Tu no-compañía se acelera en esta carretera

de carretas y tretas contra lo que aún queda de mi sendero

en la colonia del semáforo que solo sabe parpadear.

 

 Noche tuya, flor lejana..

 A ti, comprometida.

 

Para la que yo “creía que era mozuela, pero tenía marido”

 

Sé de la tristeza del cuervo

y sus plumas tristemente cayendo

como basura en tierras milenarias.

Sé del encierro del corcel

de su hermosa libertad violada

como hambres de mi “tercer mundo”.

Sé de la impotencia de la flor, y su llanto,

por la muerte de la abeja

como los hermanos alejados

enemigos en las guerras.

Sé del ansia del humano

mutilado por lo ajeno

-con las vértebras trozadas-

ante el último momento,

aflixión del mal suicida.

Pero canta a la flor, el cuervo,

para el cuervo, el corcel brilla

y el hombre los recrea en la vista.

Sigo caminando con las manos

en los bolsillos muy rotos

sabiendo que aun queriendo

no puedo hacer nada por ti:

ni alegrar al cuervo,

ni liberar al corcel,

ni sembrarte polen

ni curar tragedias

ni dejar de caminar.

Soy un hombre sin fortunas.

Deyección andando sola.

Sólo puedo detenerte plumas

ofrecerte un poco de aire

extenderte un pañuelo

o calmarte el ansia pa’ olvidar.

Vivimos muriendo en perros vulgares

absortos e inútiles ciegos de todo,

sin intenciones, sin ganas, con pena de amor.

Tú esperando de mí, yo esperando de ti

con un cariño profundo, que pateas profundo,

adentro, hasta adentro a las aguas

y a las venas cortadas,

al rojo del hombre y al frío de los polos:

en ningún sitio nos vemos las manos.

Me arde intestino y desesperación.

¡Corro, corro! Me salgo del cráter.

Alguien debería sufrir las penurias de mi ira.

Haz ignorado el cansancio y tristeza,

ojos al suelo, la risa,

mi gozo en tu brinco,

mi lerda miseria que ofrenda mi tiempo.

Has comparado y me has mentido.

En mi cubo oscuro estoy metido

y de nuevo no quiero nacer.

No sabes que es todo calmo,

narcótico elegante acojinado.

¿Cómo pueden llegar flores y cantos

y al alba el sepulcro?

Y así, pensando, ya no es esto el final.

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y mirar las ruinas,

 

y llorar pa’dentro,

 

ahí donde la melancolía se hace dura y seca,

 

donde las ganas de luchar se hacen ceniza.

 

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y sentirse ajena entre los escombros,

 

y mirar la ausencia de la estancia,

 

ahí donde me hablabas sobre Zaratustra y tus migrañas,

 

donde jugábamos Halo después del almuerzo.

 

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y escuchar tu corazón latiendo lento,

 

y aborrecer el hambre, la sed y los tormentos,

 

ahí donde todo surge y se hace miedo,

 

donde los pasos se vuelven mutismo.

 

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y mirar las llamas atrapadas en el tiempo,

 

reflectadas sobre la pared y el techo,

 

ahí donde pintaste una lluvia de estrellas,

 

donde me fugaba mientras tenías tu cabeza clavada en mi sexo.

 

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y sentir el fuego consumir nuestra esencia,

 

y soñar con tu boca difuminándose en mi cuello,

 

ahí donde me delineabas espirales con la punta de la lengua,

 

donde terminaban las discusiones y comenzaba el recreo.

 

 

Llegar a casa después del incendio,

 

y escuchar los muebles que siguen ardiendo,

 

y extrañar el viejo librero,

 

ahí donde dejaste Tu nombre en el silencio,

 

donde convivían los vivos con los muertos.

 FUEGO

 Tengo un vacío, un hueco inmenso

 

debajo de la lengua que no me deja respirar,

 

salir corriendo a carcajadas hacia cualquier muladar.

 

 

Tengo un dolor incrustado en el pecho,

 

taquicardia profunda que se confunde

 

con el olor de tu cuerpo.

 

 

Me arde la cadera de tanto jaleo,

 

las piernas me pesan,

 

los tobillos se me derrumban en la arena.

 

Los dedos de mis pies se desprenden

 

 y se clavan en sus uñas.

 

 

Entra gota a gota el veneno,

 

hay dolor, pus, recuerdos;

 

quema sangre blanca tu anhelo.

 

 

¡Grita! ¡Grita! ¡Grita! ¡Grita!

 

Antes de que se nos acabe el tiempo.

 

 

Has tomado mil quinientas terapias para aliviarte de mí,

 

pero tengo tantas ganas de morirme contigo,

 

que no te han servido de nada ni la adriamicina,

 

ni el metrotexato, ni la vincristina.

 

Somos uno en el mismo espacio,

 

divididos en un cuerpo.

 

Y me duele tu rechazo,

 

en la yema de los dedos.

 

 

Te he visto salir corriendo,

 

decidida a aventarte a las vías del metro,

 

pero te distraes encendiendo un cigarrillo,

 

y te susurro al oído que no soy el malo quimérico.

 

 

Poco antes de que inicies mi tormento,

 

a las puertas del Hospital Siglo XXI;

 

yo te juro Mujer, te conozco de algún cuento.

 

 

Caminas con cierta rigidez por el pasillo de oncología,

 

las manos te tiemblan, el corazón se te desgarra,

 

los parpados te pesan, estás a punto del llanto,

 

¿lo sientes?, este también es mi cuerpo.

 

 

Entras a la habitación donde te aguarda la enfermera,

 

te sientas, colocan el catéter,

 

a veces en el pecho otras en el antebrazo;

 

cae a cuenta gotas la toxina que nos incendia.

 

 

¡Arde! ¡Arde! ¡Arde! ¡Arde!

 

Pero eso ya lo sabes,

 

tienes el arrojo

 

de acabarme a cualquier costo.

 

 

Hay un vacío, un hueco inmenso

 

debajo de la lengua que no nos deja respirar,

 

salir corriendo a carcajadas hacia cualquier lugar.

 

 

Olvida ya los medicamentos,

 

deja que se nos caiga la piel pedacito a pedacito,

 

vamos a morirnos poco a poco bien juntitos.

 

 

Hay  un olor incrustado en tu pecho,

 

taquicardia profunda que se confunde

 

con el dolor de mi cuerpo.

 

 

Las piernas me pesan,

 

los tobillos se te derrumban en la arena.

 

Los dedos de mis pies se desprenden

 

 y se clavan en tus uñas.  

 

 

Han pasado varios meses,

 

aquí estoy, apagado, quietecito;

 

esperando una buena infección

 

que me regrese contigo.

 Cáncer, que me llaman…

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la acides de la tierra no permite la vida. Soy mujer-errante, navego kilómetros de deseos en tormenta, granizo en primavera. Miro de reojo como se disuelven mis granos entre tus cuerdas. Ato partículas de mentiras a verdades absolutas para permanecer en vilo, desovando a la puerta de tía María. Juana me ha contado una historia, sobre niñas que brotan de los sueños de quienes las olvidan, hojas marchitas. Niñas que sin saberlo se convirtieron en mujeres-llano. Invadidas por cuerpos extraños, lloraron por las muñequitas rotas y los zapatitos raspados. Mujeres-cascada, que en caída libre vaciaron su mirada. Mujeres que no hablan de su infancia porque los recuerdos hieden. Olores de sonrisas inertes que cuelgan de la enredadera, balanceando su pena.

 

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la acides de la savia no permite que broten las flores. Soy mujer-desgarre, no olvido la fragilidad de la porcelana. Observo al mundo a través de la pinchadura de un alfiler, mientras zurces mis ojos con tus fantasías. Cuentos que hablan acerca de mujeres-viento, chiquillas extraviadas, que vuelan alrededor de la almohada; que se convierten en polvo bajo la cama. Mujeres-río, que se diluyen sobre nuestra conciencia en tacones de diez centímetros. Mujeres que yacen en la frontera y juegan a ser niñas. Ignorando las llagas en su piel, le susurran al tiempo una canción de cuna.

 

Existo desde la tinta que se derrama sobre el pantano, hasta el subsuelo. Donde la acides de la carne descompone los huesos y las pequeñas muñecas vuelcan marea.

 

 

 

Soy mujer-errante                                                            –mujeres-llano. Mujeres-cascada–

 

Soy mujer-desgarre                                                                 –mujeres-viento. Mujeres-río–

 

Soy mujer-ausencia                                                                                                Invócame

 

                                                    

 

                                                      Mi nombre es

 

                                                                                                                                    ARENA

 Arena…

Carlos Esteban Jiménez

Cuando crezca como Claudia… ¡Carajo!

Conquistaré cuerpos calientes

Camas cualquieras; Casi criptas, casi cunas

Calmaré corazones, calmaré con-razones

Contaré como castigué, como curé

Cubriré con cumbias colombianas cada cadáver.

Cuando crezca como Claudia…

 

Casi caigo calavera, casi

Convencida conseguiré cada cosa compuesta

Cada cana cantará como conseguí culminar como Claudia

Compraré con coca cada casta, cada clan canjeado

Cobraré con cañones, con coraje Cristóbal Colón

Con cólera, con cáncer, crucifixión como Cristo…

 

Cuando crecí como Claudia, comprendí cómo concluyó, cómo concluyo.

 

 

Hija de mi madre.

Nunca te dejé ir porque siempre fuiste libre Guerrero

En mi poesía Sonora

En mis Aguascalientes

En la oscuridad perpetua del silencio desnudando nuestra piel Morelia.

Somos La Paz y la guerra

Un mezcal de a Hidalgo

La sangre en la Mérida

Unos hijos de nuestro Chilpancingo padre

Y Jalapa donde quieras pues ya soy tu pie descalzo

Jalapeño que Tepic-a, cuchillo que Tepic-a en juliana hasta la lágrima encebollada

Porque Chetumal y tú el mío, sabes mi bien y yo el tuyo.

Da un Saltillo a mi charquito y bríndame tus dones

Durango el día y la noche, Colima ó colimón, así tiemble, llueva ó Puebla

Nayarit impide la comunión de nuestros Morelos cuerpos.

De nuestras Chiapas en las caras,

Sinaloa,

En Veracruz te Querétaro.

 

 

En Veracruz te Querétaro

.

Diana Mancera

Sí.

Seguí siempre su sonrisa sosteniendo sus sobrios sueños,

Sabiendo su sexo; salado semen, santa saliva. 

Donde Diana duerme detrás de dragones dóciles,

Danzantes, discretos, dolientes de dientes, dudosos de Dios

Ambicionando altos árboles

Abeja abatida, abstracta, amante

Mariposa mortal, mística musitando melancólica música

Mientras mirándome muere madre mía.

Canta cuando coma cucarachas, culebras, 

Cuando curanderos colmen corazones,

Para ponerte palmeras purpuras preciosas,

Porque poco puño puede pasar por

Vuestras valientes venas vibrando vorazmente

Víboras vueltas vehemencia viniéndose

Lamiéndonos los labios locos

Las lenguas locas;

Ráfagas rocinantes rompiendo ruidos recolorantes.

Remediando roñas, ratas, ruidos.

Hasta hacer hermosos hijos, hermosos hombres.

Habitando hoy.

Nuestras narices nacen, naufragan.  

Nunca niegues nuestros nuncas, nuestros nahuales. Naranja necia.

Tienes taladrándome toscamente tantos trabalenguas trabados.

Tienes táctica, tocándome tienes toda tuya.

Hipopotomonstrosesquipedalio.

Mimi Kitamura

Índice de poetas

¡He aquí

              la INSATISFACCIÓN 

                                                del CUERPO!

       pupilas de mis poros abiertos

        en la lucidez de lo incorrecto

 mundana efervescencia cadavérica

             pensamiento certero

acontecimiento sincero de lo siniestro

fragilidad del yo y sus sentimientos

¡He aquí

             la TRANSMUTACIÓN

                                                del SILENCIO!

                                                    [neuronal]           

             del mar vacio y tempestad

         ausencia pura de la moralidad

                    música cerebral

             injuria al estadio celestial

 

Caminar a paso ciego

                           caminar danzando mis versos

             lejos del universo abyecto

           con la finitud de la erudición

            y la racionalidad sin cuernos

   El divagar indecente de los complementos

SER FENÓMENO ESPACIO Y TIEMPO

          el devenir del cosmos eterno

         luz y sombra del pensamiento

        vid Inmanente del yo insurrecto

resurrección amordazada del ente esquizofrénico.

AXIOMA

   [disociación verbal]

 ¡Miradme!

 SAFO

Canto ahora Safo mi desdicha desalmada

por ser Camelia ahogada infame mujer deseada

portadora de caricias

de insana salvaje agonía

y de penetrante larvaria inmundicia

 

Canto a ti mi amada poetiza

esta mi desdicha por no poder posarme tierna en tus mejillas

ni reposar en tus rodillas la desnudez de mis arterias subvertidas

 

Canto a ti por ofrecerme en violetas

la esperanza de revivir a las muertas

con tinta sangre y el sacrificio de mi fe ciega

 

Canto a ti ya no con voz de poeta

sino como miseria de ultratumba

como alas frágiles de luciérnaga

 

Canto a ti mi amada poeta

Canto a ti con sonrisa enferma

por ser sacra y lasciva

y sumergirme en tus pálidas piernas

y llevarme al inframundo que retuerce mis vísceras insurrectas

 

Canto a ti y despierto sonrojada en violencia

por presentarte etérea

y no salvarme de esta realidad que aterra

que me seduce y violenta desorbitando mi mirada incierta

convirtiéndome en rabia en podrida materia

 

Canto a ti Safo en esta terrible selva

que a la mitad de mis piernas se ha enraizado siniestra

y rugiendo las infernales almas cual marionetas

han convertido a Beatriz en roja cruz esquelética

Memento mori tatuado desde la matriz en nuestras consciencias

consolando a la inocencia por ser monetaria carencia

 

Canto a ti mi sublime eterna y bella insolencia

por haberme ofrecido en tus labios la catarsis de la indecencia

y convertirme en estrella aunque perdure la mortal decadencia

el vil vacío metáfora de indiferencia

la podredumbre de inmoralidad

el modelo de la humanidad más perfecta

 

Canto a ti hermosa poética

antagonía de la torre más alta habitación de princesa

por poseerme cual musa y arrancarme cual bestia

las garras de angustia que me ahorcan violentas

y me arrojan a las fieras a la fauces de la antimateria

para sublimarme después en altares

de incendiarias flores secas

y trascender en tus labios a tu estrófica orgía estética 

 ¡Miradme!

 con esa compasión que me amputa el alma

y me recuerda que soy mujer

víctima y victimaria

¡Juzgadme!

¡Juzgadme!

 por ser puta y mezquina

y porque mi único pecado

sea portar la exquisitez de una vagina

¡Violadme!

¡Matadme!

y que la cúpula de tus iglesias

se eleve y fortalezca

con nuestra materia descompuesta

 

porque somos muertas

 muertas sin rostros

muertas de olvido

muertas por haber nacido en pútridos cuerpos femeninos

 

pero yo os digo

con la esperanza atada a mi costado

 

¡Bienaventuradas las muertas!

porque hemos de danzar no estáticas

fuera de toda materia

en la poética alternativa de mente abyecta

 

¡Bienaventuradas las torturadas!

porque hemos de nacer musas

incandescentes en el olvido

volviendo al verbo el asesino

del abuso que mantiene al sexo cautivo

 

¡Bienaventuradas las descuartizadas!

porque fuera de este mundo

somos alma y no concepto

no político panfleto

ni el ansia de fama de un rapero inepto

 

¡Bienaventuradas mis muertas!

¡Bienaventuradas mis desahuciadas!

porque nosotras

llenas de estigmas

llenas de tu esperma porquería

andamos de camelias vestidas hacia la utopía

siendo Ofelias sumergidas sobre lirios

que decoran la armonía de nuestros ritmos

 

¡Bienaventuradas mis mujeres!

¡Bienaventuradas!

porque nosotras

 las muertas

las que sí tenemos rostros

vagamos distantes en la metafísica de la androginia

Y danzamos infames

Y libres

Y hermosas

siendo sueños en la nada

alteraciones de mentes fálicas

ficciones nunca amordazadas

ficciones nunca olvidadas

ficciones nunca con tu indiferencia silenciadas

 Mimí Kitamura

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John Bardo

México. D.F. 1983

PRECARISTAS

Bienvenidos a la agonía de los espíritus encarcelados, 

bienvenidos al gran banquete de vuestro propio miedo donde no comen sino sois comidos.

Porque en estos tiempos la cordura es vuestra mayor maldición, 

en esta mazmorra de horrores, 

en este mundo de locos del que solo sufriréis sus miserias, 

para estar condenados a la locura, 

para dormitar como bestias, 

torpes y satisfechos, 

mirando el mundo desde dentro.

Aquí donde habéis perdido el trabajo, 

el dinero,

el amor,

la guitarra,

el sueño y finalmente el juicio.

Aquí se escucha el canto del loco,

el llanto del solitario,

bajo un delirio en el que aún brilla en sus ojos 

un triste fuego de esperanza.

Porque solo así podréis dormir bajo el fuego que hay donde suenan las flores y los murmullos del 

viento, 

bajo unos besos vuestros que ya no existen, 

bajo unas sábanas viejas usadas por algunas putas que taparán esta noche el frío de vuestra ausencia. 

Por qué solo así podréis dormir con la espuma del mar,

mientras las alas del viento giran y os parten en mil estrellas para no volar mañana.

Allí sentados con las manos frías,

porque llueve un día de muertos en primavera, 

mirando nuevos ciclos que reverdecen con lluvias ácidas de temporada, 

con la sangre helada recorriendo todo el cuerpo entumecido, 

como vieja presa, 

con la mirada fija en el vacío,

esperando el último expreso que os llevara a dormitar solitarios en vuestra última morada para siempre.

Voy abrir mis ojos de la realidad que me contaron,

a aquella unidad que el hombre blanco oscureció por esta realidad hipermaterialista. 

Voy abrir mis alas hechas con plumas de acero

para volar sobre la desconocida Kadath,

para mirar el mal que ha caído y volver como hombre sano. 

El veneno del mundo me ha pasado,

intoxicado estoy de todo, 

porque todo lo que toco y veo,

todo tiene veneno. 

¡Oh plantas de los dioses

denme divinidad de su orina, sangre y carne para ver que no estoy vivo,

para ver que no estoy muerto! 

Zame Yemebewe has crecer Iboga con los dedos del enano Bimatú, 

Socorras comiendo corteza

en los ríos donde los antiguos levitan con el poder de Iboga.

Comí las hojas del Toloache y las hojas me marearon,

comí las hojas del Toloache

y las hojas me hicieron temblar,

comiendo hojas del Toloache mis reumas van a sanar.

Escucho las trompetas del juicio y caigo en trance,

serpientes y jaguares riñen por mi esencia.

la vida normal es una ilusión,

mi Arutam Wakani al mundo maravilla va a pactar con las fuerzas del mal.

He encontrado el polvo en el ombligo de Hekulá,

Coatl Xoxouhqui con trece lentejas dame slovas para este humeante diálogo.

Siembro el fuego de San Antonio que en pan para el desayuno como, 

ergot que me quema pies y manos mirando cómo se derrite todo al rededor cual el superhombre se 

fundía en el aluminio líquido de aquella blusa de cristal cortado.

Por las noches cabalgo en escoba por doquiera,

unto mandrágora,

belladona,

beleño,

un poco de grasa de niño muerto

y

entonces alzo el vuelo.

Vuelvo de un viaje cósmico para liberar mi alma del confinamiento corporal con Ayahuasca,

soy jaguar andando al son de los tambores

cruzando las dimensiones del microscópico,

macroscópico.

 

Nacidos en un taxi intergaláctico viajan patriotas, 

acuchillando a otros hombres por un lugar hacia el infierno. 

Una luz palidece el andén bajo el fondo de este cielo pintado a brochazos de monóxido de carbono. 

Cambias cuencas de vidrio usando mascaras andando por las calles de la soledad. 

El cielo es amarillo, 

es el mismo cielo oxidado paisaje decadente, 

caminando hacia el ombligo de la Luna,

Tenochtitlán. 

El hambre,

única culpable sin sentenciarle a penas de cárcel,

hay que matarle.

Niños con máscaras antigás,

seres de otro planeta, 

otros color cobrizo y ojos rasgados, 

hijos de los hombres- termita, 

hombres-topo casi ciegos en agujeros negros 

siguiendo un bastón de pastoreo humano.

Nadie debe preocuparse del Apocalipsis 

viviendo presos de la ignorancia, 

Mientras,

campesinos siguen los ríos de asfalto se vuelven precaristas. 

Volvemos al cielo en forma de humo 

cantando ceremonias de desintegración física, 

millares de peces sucumbiendo al nuevo estilo de vida en los mares, 

escupiendo bocanadas de petróleo por los ojos,

eyaculaciones de progreso,

pero la naturaleza se ha adaptado,

nos está adaptando.

Los revolucionarios de la luz no quieren incendiar ciudades, 

queremos incendiar conciencias.

Una cápsula de polen para alimentar el cuerpo 

y una flama de luz para alimentar el espíritu.

Mientras sigue adelante que el sentido de la vida 

se pierde cuando te quedas parado.

Se puede iluminar la oscuridad pero no el vacío. 

Creer,

un bálsamo para el espíritu. 

 Denme agua de beber bajo el cielo gris sobre la gran laguna del Valle 

de México,

y al centro un zopilote de negras alas devorando intestinos de antiguos precaristas.

Recordar el día que llovió y cayeron los cielos. 

Fue entonces que dio inició el ciclo del sexto sol en un fuego nuevo surgido de la piedra donde hicieron 

su nido las estrellas.

PLANTAS DE LOS DIOSES

J. Nahualli Bardo

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jn Bardo

 LA SOMBRA DEL QUE NUNCA MUERE 

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La carne de los pajaros
jueves Santo
abandonado
Noche tuya, flor lejana
A ti comprometida
Fuego
Cancer que me llaman
Arena
Hija de mi madre
En veracruz te queretaro
Hipopotamostrosesquipedalio
Axioma
Safo
Miradme
Pantas de los dioses
Precaristas
La sombra del que nunca muere

Índice de poemas

J. Nahualli Bardo

J. Nahualli Bardo

Diana Mancera

Diana Mancera

 Shimara Magaly

 Shimara Magaly

Román Borrego

Carlos Esteban Jiménez

Carlos Esteban Jiménez

 Mimí Kitamura

 Mimí Kitamura

Zafhada

 I

Estoy loca de ti, en mí,  por lo que sea.

muriendo de versos, inquieta por nada

Me descubro poco a poco y entre silencios

Me tiemblan las oraciones, las comas, los dedos

Se quiebran las dudas, se imponen los sueños.

Siento los síntomas, me compadezco,

Estoy enferma de letras, ya lo sé.

 

II

Voy a buscar tu llaga para enterrar gratis mis sesos

pues las palabras van callando lo que gritan estos huesos

Las metáforas son  mudas y el análisis no está hecho

Pero entre estos labios tuertos ya no cabe tu silencio

Ni mis medias ni tu boca nos liberan del entierro

De este vals nunca bailado en el desierto de los sueños.

 

III

Sabotaje a tu piel y a tus líneas indiscretas resistencia.

A tu boca mi olvido y al recuerdo silencio.

Paciencia que el cielo viene, se desmorona.

Decencia en la demencia contra-ciencia.

 

¡Púdrete! Te dije y nos pudrimos juntos.

Nos dimos caricias, miedo, hambre. 

Nos pasamos, nos pisamos, nos  rebajamos.

Nos dimos lo que no queríamos dar hasta casarnos.

Tres actos

UN MINUTO DE TU PROSA.

 

Nos fuimos haciendo de caminos sin buscarnos

con cielos lejanos atorados en gargantas mudas

y manos que fuimos olvidando en cuerpos ajenos

 

Con la piel dividida de sueños y de noches

nos cosemos de caricias en tiempos distintos

nos amamos por pedazos por no perdernos del todo

 

Dejé una cabeza en ninguna parte pero a tu lado

al lado de todos adormecida de ganas

y de noches que no fueron nomás que en sueños

 

De la noche a tu boca hay sólo un largo paso,

y de mi invierno a tu primavera me voy colgando

Deslizando entre miradas perdidas por telarañas exquisitas

 

Un minuto de silencio por cada beso olvidado

por cada nombre que se perdió en la neblina del tiempo

Por cada desierto que moja mi cama y en temporada de seca.

 

Un minuto por tu boca que es la mía de vez en cuando

y por mis versos que son de a rato tuyos

y por tus manos, mías, que cada prosa que tocan la convierten en poesía.

 

 

 

 

 

Por tus ojos tiemblo de miedo de ganas de morderte las ganas o la boca.

Y me imagino que te imaginas que nos imaginamos.

Que a veces y en silencio nos amamos aunque sea sólo de carne

De un amor sencillo y sin moral alguna, descarado; prohibido

Me encuentro censurándome al pensarte,

te reprocho la provocación

Me provocas porque eres sin ser posibilidad.

 

De ganas al mirarte se deshacen mis manos

Y me invento cuentos por pronunciar tu nombre

Por si acaso es que de repetirlo se vuelve más mío

Mío tu cuerpo que de mirarlo se va llenando de versos.

Sale un verso por tu axila y un soneto de tu cabeza y a mi deleite.

Me gusta deleitarme de ti, sin tí, en secreto.

 

Luego pasa lento el día en tu presencia de no poder tocarte

Y me muerdo la moral, las ganas, las ausencias y el delirio

Me detengo ante tu cuerpo estandarte a tantos cuerpos que nunca tuve

Se me hace agua la tinta de tus labios, agua la puerta de la casa

Y mis piernas son ríos listos para ahogarte en cualquier momento.

Por tus ojos 

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La Zafhada Remolona

La Zafhada Remolona

Un minuot de tu prosa

La Zafhada Remolona

Por tus hojos
Santiago

 

Amor a la distancia

 

Amor

 

no me gusta este ambiente 

 

de recordarte cada noche que pasa,

 

y que te encuentras a una larga distancia.

 

Amor

 

quisiera que la distancia que nos colma 

 

se esfumase como se esfuma la niebla, 

 

en las noches que me siento solo, sin ti.

 

Amor

 

que haces que este pecho lata a tu distancia

 

y a pesar de ello te ama como si tu silueta 

 

estuviera cantando y bailando un vals junto a mí.

 

Amor 

 

no seas solo esos recuerdos de aquella distancia 

 

se siempre esa llama impenetrable y comburente, 

 

que es tu amor que habita aquí y solo en mi pecho.

 

Amor

 

con esta distancia te extraño demasiado 

 

que el tiempo llega a pesar en todas mis tristezas,

 

tristezas de que no estés a mi lado y no puedas secar mi llanto.

 

Amor

 

hay tu distancia piadosa y desencadenadora de los prejuicios 

 

de mi alma y mi corazón que ansia tener junto a mi regato,

 

y tenerte en mis brazos y poderte acariciar dulcemente y tanto. 

 

 

 

A la víspera del vacío 

 

Yo la esperé tremulante en mis oscuras noches

 

donde ni la luz de la luna detrás de la montaña alumbraba

 

y se sentía esta soledad inusitada que corría por mi venas,

 

por lo causes de la obscura noche que era mi única amiga.

 

hasta las anchuras de mi cuerpo y se desbordaban

 

 

Yo la esperé a la víspera del vacío sofocante de frío

 

y tras esas vertiginosas sombras de mi recuerdo

 

que era lo único que me queda para aferrarme

 

y no perderme en este vacío obscuro mar de mis miedos.

 

 

Yo la esperé ¡ay si la esperé! más de los que las aves esperan la primavera,

 

incesante este miedo que no quería irse de mí porque ya no estabas

 

quise escapar del lamento pero hasta con la penumbra del sol te recordaba

 

y cada hoja que caía del otoño era mis esperanzas esfumándose con su brisa.

 

 

En cada atardecer mientras caía la noche con una pluma te escribía te adoraba y de 

 

hasta más no poder hasta sentir cada una de las palabras que escribía,

 

parecían mas no escritos de mi puño, si no de mi corazón y todos sus lamentos

 

que carcomían hasta el infame infinito de mis adentros donde solo tu pudiste llegar.

 

 

Yo la esperé hasta sentirme preso de mis días, de mis horas, de mi tiempo…

 

sentí más miedo que cuando te vi alejarte de mí con todos mis sueños y mis besos

 

pensar que volverías como la primera pero ¡no! nunca lo hiciste y ¡nunca lo harás!,

 

ya sólo me queda escribirte junto al otoño y a las aves para recordarte una vez más.

 

 

 

 

 

Perderme 

 

Perderme en la brisa de sus besos

 

es como sentir el calor intenso,

 

que emanas de cada recóndito espacio

 

de su ser y a mi corazón.

 

 

Perderme en sus dulces y cálidos brazos

 

que se estrechan para darme su vida,

 

y su amor para que se regocije mi piel.

 

 

Perderme en la dulzura de su mirada

 

y en aquel derroche de su tiempo, 

 

que siempre me lo ha dado

 

y siempre a mi lado estará.

 

 

Perderme en su risa de menguante luna

 

que como las aguas del mar,

 

cambia mis ilusiones, mis fortunas

 

con su manera única y sutil de hacer las cosas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 Santiago Sebastian 

perderme
vispera

 Santiago Sebastian 

 Santiago Sebastian 

 

Mi oído izquierdo se niega a escuchar

 

Mi oído izquierdo se niega a escuchar

profundamente unido a mi lado sentimental

ha decidido ya no más...

 

Me deja sorda de "te quieros"

de susurros cariñosos,

del canto de los grillos…

 

¡ya no más! Dijo mi oído izquierdo

 

Ahora solo escucha el crujir de mis dientes

masticando el ego…

Me castiga mi oído izquierdo

me obliga a escucharme

mordiéndome las uñas

chocando  los dientes por la angustia

 

Mi oído izquierdo dijo simplemente

Ya no más.

                                  

 

 

Algunos hombres les temen a las mujeres infinitas

 

Algunos hombres les temen a las mujeres infinitas

Inmersos en la infinitud de una mujer se sienten perdidos,

abrazados a un inmenso mar se saben solos.

 

Esas mujeres infinitas que miran con pozos llenos de cielo,

esas mujeres con sonrisas consteladas,

vorágines llenas de monstruos incestuosos  tragándose deseos inacabables.

 

Esas mujeres espantan a los hombres simples

A esas mujeres solo las exploran los locos.

 

Las puertas de una mujer infinita sin embargo,

nunca se abren…

 

Abrazados por la espalda,

devorados,

es la única manera de acceder.

 

 

Instrucciones para enterrar el pasado

 

  • De vuelta a la hoja. Hacía atrás, usted ya paso la hoja del pasado y no se había dado cuenta.

  • Sujétela bien entre sus manos, porque es resbaladiza como los recuerdos, sienta lo delgada que es como los sueños hambrientos de trabajo. Es posible que se resquebraje entre sus dedos, que se haga polvo, si es así intente no respirar, el flujo de aire podría hacerlo volar y no quedará huella de él, si lo inhala podría llevarse minúsculas partes del recuerdo que al enraizar formarían evocaciones falsas.

  •  Recójalo con cuidado, ahora será imposible reconstruirlo y quizá se hayan perdido piezas para siempre, estas  quedarán pegadas en algún mueble de su casa, pero ya no recordará de que pagina pasada son, dolerán un poco pero ya no sabrá por qué.

  • Si usted pudo conservar la pagina del pasado intacta, rómpala, hágala pedacitos, es probable que se queden adheridos a sus dedos ya que muchas veces contienen un pegajoso  elemento rencoroso que la ha mantenido  un poco gruesa y pesada, incluso pueden haber varias páginas juntas, deténgase un momento y valore si es necesario sacrificar bellos recuerdos. En caso de decidirse a continuar siga leyendo.

  • Cuando logre deshacerse de los restos de las paginas dulces y amargas en su piel, lávese bien las manos con las aguas fluyentes de un río que no quiera regresar y jamás, jamás se vaya a tocar los ojos con las manos sucias de pasado, porque los restos lo harán llorar, procure tampoco hacer contacto con su boca, le quedaría sabor amargo por mucho tiempo y sus palabras podrían alejar a sus seres queridos.

  • Si su página del pasado, no se hace polvo al contacto, se mantiene rígida y además es difícil desprenderla de su libro, es muy probable que sea por lo reciente del evento. Siento decirle que aunque el episodio ya no estará completo, si quedarán rastros de él en su libro, quizá con el paso del tiempo estos restos puedan resquebrajarse e irse diluyendo. Deténgase un momento, la frescura de estas páginas a demás de no poder ser extraídas totalmente y de poner en peligro otras páginas, podrían servirle en algún momento, intente vivir con ellas unos días más, si no puede con ellos entonces haga lo que describo a continuación. Tome con cuidado y decisión la página, estírela, estírela todo lo que pueda pero no  la jale mucho, no vaya usted a llevarse pasado que si le gusta o peor aún paginas del futuro en blanco que quedan bastante próximas a sus recientes memorias, podrían quedar orificios, hojas sueltas o rotas. No queremos que estas se dañen.  Una vez estirada, tendrá que usar tijeras. Corte, corte sin dudar al ras de la página.

  • Una vez con los restos de nuestra página del pasado en las manos, rocíele un poco de agua, esta evitara que salgan volando o se pierdan en el camino. Introduzca los restos en una bolsa de papel, séllela bien. Ya no llore, ya no hay marcha atrás, sus recuerdos han quedado hechos añicos.

  • Corra hacía un bosque, un terreno baldío, corra lo más lejos que pueda y corra rápido a veces el pasado nos convence de volver.

  • Le aconsejo que se amarre una venda a los ojos, busque a gatas entre los árboles un lugar húmedo, ojalá encontrara hongos húmedos entre sus manos, estos se alimentarían de sus recuerdos y darían frutos coloridos y enormes, lindos para alegrar la vista de los viajeros sin miedo.

  • Haga un hoyo profundo en la tierra, es preferible que lo haga en un lugar lejano a la gente, no queremos que alguien los vaya a encontrar y los quiera revivir, se adueñe de ellos y haga triunfos con los miedos que usted prefiere olvidar.

  • Deposítelos en esa fosa oscura y húmeda, no tema por ellos, la tierra los recibe con amor, los reciclará, los regará con agua de lluvia fresca, los rociará con perfume mineral.

  • Cúbralos, cúbralos muy bien que no quede huella de nada, baile encima de ellos, baile por muchas horas sobre esa tierra, a veces el cansancio hace que salgan lagrimas, no las reprima, ayudarán a su pasado a transformarse en algo nuevo y lejano a usted. Algo que alimentará la vida de otros hombres que no nieguen sus errores y no se venden los ojos para bailar.

  •  Regrese con los ojos cerrados y cuando crea que ya no puede regresar nunca más, abra los ojos. No intente regresar por sus páginas, ya no encontrará sus recuerdos, encontrara inventos de su imaginación.

 

 Ixchel Cochitleua.

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Nauja 50.3

 

En parte es una estrategia mía

Para dejar de evitar,

Evitar cualquier cosa y levitar

 

Escucho lo que nadie escucha:

Tu ulular,

Busco lo nimio, lo íntimo,

Lo mínimo me atrae

 

Por eso desconfío de tu canto

Que es el canto de la fuerza

De un Naufragio

 

No estás dentro del mar,

Eres el mar perdido y solo

Dime Naufragio

                            ¿Dónde me dejarás varada hoy?

 

 

 

Viaja.dos

 

Saldrás de entre las olas y las algas

con bagres incrustados en las naguas.

Saldrás de entre los barcos y las redes

cuarteado por la sal y los templetes.

 

Sin remos, darás fuertes golpes al naufragio

y fondearás a barbas de gato tus muñones.

Pensarás de nuevo en las gaviotas y los buitres

y seguirás con la vista triste sus alas al refugio.

 

Sediento, beberás mareas que te dejarán

sin ganas de mirarme Guardia en Isla.

Sediento, beberás mareas que te dejarán

varado entre juiles sin aureola.

 

El mar olerá a peces muertos

y yo estaré ahí, desde mi barco

buscando tu cuerpo canábico.

 

 

 

 

Placenta seca.

¡Salvación por mí y por todos mis amigos!

 

Hablo por mí y por todos mis pies:

Nos han limado los ojos,

Nos han limado las garras,

Nos han limado los callos.

 

Nos han incrustado zancos

Y señalado

“Raíz oscura, poco profunda.

Patita coja, Huerfanita Sola.”

 

Hablo por mí y por todos mis pies:

No hemos levantado el concreto.

No hemos pisado el hielo,

Ni hemos fomentado el monociclo.

(Nuestra vida tiene socavones

Donde caen los lazarillos.)

Nuestras piernas tienen vida

Y se agitan sobre los hombros

Como esvásticas zurdas o diestras aspas;

Nuestra vida está empedrada.

 

Hablo por mí y por todos mis pies:

No somos el camino.

Betsy Numen

Betsy Numen

Betsy Numen

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placenta seca
viajados
betsy
Sandrah Mendoza

 

Diamantina que escarcha la nieve. –Open.

                                                                                                 a Yahenny.

 

Volar un papalote y hacer papiroflexia con nuestros cuerpos

ser ramajes inseparables

crecer de cerca, entre las mismas piernas, como enredadera

ser un feto y conocernos desde siempre

tragarnos los labios y escupirnos dentro del armario

que choquen nuestros huesos y dancen  y dancen por la madrugada

ser la resurrección del siglo nuevo

morir de amor limpiando una huerta de lechugas

y ver cine hasta el amanecer con la inocencia de los peces dorados

aprendernos/ perder la memoria/ repetir el acto.

Disolvernos por la necesidad de satisfacer el instinto

ser pulpo y atraparte con mis mil tendones

que no importen los síntomas patológicos / sin condicionamientos

ser las moscas que rondan tu ombligo

conjugarnos en todos los jodidos tiempos no existentes

Quiero cada día vivir en tus clavículas

en tu coxis

en tus pantorrillas

/ morder tus hombros y dibujarles una flor atemporal

balbucear tu nombre cuando no estés

y que escurra ésta saliva diluida entre aguardiente

yo que soy un mago / que soy reptil

yo que soy magia quiero irme al infierno

a comer jarabe de maple de la espalda de cada demonio con senos y medias rasgadas

quiero caer de todos los precipicios y levantarme sangrando de la frente, de los dedos

que me salgan corcholatas de los ojos

o quizá luciérnagas decembrinas

quiero llevarnos a volar a otros universos

conocer al monstruo lacustre favorito a los alebrijes a las sexoservidoras a los que bailan con las pestañas quiero conocer a un vendedor de peyote que haga arte y a otro y a otro que toque el ukulele

para después ir a un jardín

y continuar regando las flores silvestres - hablar con ellas,

porque tienen las voces más extrañas

 les gusta la música entre cuerdas y entre enfermas mentales

quiero desgastar mis dientes entre tu carne y comerte las costillas y lamerte los pliegues.

Me gusta tu nombre en mi voz

me gusta volar papalotes y llamarles cometas y pedirles deseos

 prender luces artificiales cerca de tu pubis, crear los incendios, los derrumbes, los espasmos

llenarme la vagina de esa diamantina que cargas en los puños,

 bailar y que encuentres otra galaxia

que nos brillen los pies cuando la diamantina caiga

para escurrir, escurrir de nuevo / ser tormenta o ser cascada

//recorrernos y ser inundación cuadrada perfecta / sonrisa binómica

colgarnos a las hormigas en el cuello y tropezar al mirarnos, caer - insinuarnos

sumergirnos bajo la tierra

no salir nunca de ella si no es como flores

que llueva // repetir el ritual

y comenzar de nuevo.

Que nos lleve el viento a donde quiera / llovernos/ enterrarnos / florecer…

 

 

Puzzle Patria.

 

Soy el Mediterráneo escarchado de nieve
una hoja hecha pedazos que a los astros clama justicia 
el espesor palpitante de mi sangre perpetua que se convierte
            en tinta de pulpo polimorfo cuando escribo/


Crujo entre tiempo frenético de mis generaciones 
soy la amapola violenta que saca espuma de rabia por los poros
por mis hermanos grito con llanto 
está mi espina dorsal corrompida por el canto húmedo de la madre tierra 
y de las madres viento
porque saben que los huesos no florecen, 
cuando el desafino es grave
y que ni con lluvias torrenciales se puede ocultar el dolor
ni se puede culpar al inocente,
porque es consciente la entraña de la verdad.


            Soy la luciérnaga célica que estalla en trozos miles
con la retina distraída por charcos del infierno
pero que no hay miedo esta vez ya por las calles
nos vemos todos salir desnudos, sólo con el alma de abrigo
exponiendo los tendones y el verbo voz a francotiradores expertos.
                               Ya no quiero muertos...


      ¡Ya no quiero muertos sonámbulos rondando mi tumba!
Porque será nuestra casa en paz, entonces, toda esta vida
de los valientes que se colgaron el delirio y no apagaron la esperanza
de los estallaron logrando la conexión entre medusas.


Yo no quiero a mis poetas disecados ni entumecidos
los quiero despiertos entre los satélites planetarios 
aunque suene a incoherencia siempre
porque soy quien vuela entre las hormigas
y he nacido en el año mil novecientos David Meza 
mis dientes y párpados brillan por la palabra
aunque hoy pretendan silenciarnos como en la prehistoria
pero la barbarie no es ahora, es de antes 
de las crónicas que parten de una tarde rojo amargo.


           Estoy hecha de manecillas que claman justicia
estoy hecha de un sonido locomotora que no voy a reprimir nunca
porque no hay ausencia más asesina
que la de una voz extinta entre el silencio de las sirenas...


No - podemos – quedarnos - así,
                   / estancados /
ahí parados entre lo mismo
cuando somos los bailarines que pueden  encender
los fuegos artificiales desde la boca
y alumbrar la esencia de esta patria que parece tan rota 
         y que proclama
    No – merecer -  esto.
No quiero un toque de queda
ni un pueblo anestesiado que ya no florezca.

 

 

 

Ciudad Selva.

 

Me brota de la arteria una mariposa

crujen mis senos

etapa oral reflejada

¿De qué color duermes?

Los tambores retumban sobre tus fronteras

y luego en mi boca

como eco aparece la onomatopeya

de una pompa de jabón reventándose

luego suena a mar tu cielo.

Siento cómo la lluvia lacandona me acaricia

burbujea mi caudal al ritmo de estas dos lluvias

subo a mirarte

y tú sólo me sonríes.

Sandrah Mendoza

Sandrah Mendoza

Sandrah Mendoza

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